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¿Para qué sirve?
Aliviar el dolor:
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Relaja la tensión del músculo y reduce la incomodidad de forma inmediata.
Mejorar la circulación:
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Al manipular el tejido, aumenta el flujo de sangre en la zona, lo que lleva más oxígeno y nutrientes para que el músculo se recupere.
Restaurar la flexibilidad:
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Devuelve al músculo su capacidad de estirarse y contraerse con normalidad, previniendo que la contractura vuelva a aparecer.
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